El Domingo de Pascua amanecieron los balcones y ventanas llenos de vida, llenos de primavera, llenos de flores (algunas virtuales). Era la respuesta a la llamada del Centro Pastoral a celebrar la victoria de Cristo y a felicitar a la Madre con una flor y una Salve.
Muchas personas esta Semana Santa han respondido a esta llamada a unirse en oración "desde tu ventana" a hombres y mujeres de otros pueblos y ciudades, y hasta de otros países.
Ha sido una Semana Santa muy especial, pero también muy auténtica, porque la hemos vivido desde el interior, desde el corazón y muy unidos en la distancia.
Que Jesús, el Señor Resucitado, nos llene de la felicidad de la Pascua. Que María, su Madre y nuestra Madre, nos acune en su regazo para aliviar nuestras penas.
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN! ¡ALELUYA!